Inglaterra fuera
a las 16:24Mi primer artículo es algo triste (para los ingleses sobre todo) ya que cuenta como Inglaterra se ha quedado fuera de la próxima Eurocopa.
Me hace gracia la situación ya que esta clasificación para la Eurocopa empezó justamente al revés. España perdió el primer partido y ya estaba casi fuera e Inglaterra creo (hablo de memoria) empezó ganando y parecía que lo tenía todo hecho. Nada más lejos de la realidad.
No se exactamente a que es debido la catastrofe del futbol inglés (aparte de perder contra Croacia ayer) pero este año se le ha dado mucho bombo a la liga inglesa, que si es la mejor, que si es la más competitiva, que si tiene muchas estrellas... Nada de esto le ha servido a su selección, de hecho, creo que, ese cambio general en el fútbol inglés ha perjudicado a la selección. Al traer a tantos jugadores y entrenadores no ingleses ha hecho que la mayoría de los equipos pierdan ese estilo propio de jugar al fútbol y se hallan adaptado al de sus estrellas. El seleccionador McClaren (vaya año para el ese nombre) ha dimitido. Esto en España lo vivimos hace tiempo (la etapa anterior a Javier Clemente) y costó mucho salir de esa sistuación. Espero, por el bien de Inglaterra en particular y del fútbol en general, que sólo sea un tropiezo en el camino ya que a las grandes citas deben ir siempre los mejores, y la selección inglesa lo es por jugadores e historia.
En su puñetera vida
a las 21:15Dudo mucho que Nacho Zaragoza esperara, en toda su puñetera vida, recibir el honor de que dos individuos diferentes escribieran sobre su persona en Internet, donde el más tonto hace millones. Pero así es la vida.
Supongo que esta circunstancia se da por que el fútbol es caprichoso y subjetivo, y porque, para qué engañarnos, dicen que en tiempos de guerra cualquier hoyo es trinchera.
Nacho Zaragoza era más un hoyo que otra cosa, pero en esa época, donde en
Sin ser nada del otro mundo, me reafirmo, ese jugador representaba, cuando jugaba, la entrada al campo de lo imprevisible. Esto puede que no resulte demasiado revelador, pero si aclaramos que lo previsible era aburrimiento y derrota, cobra algo más de valor.
Nosotros dos, Sach y yo, mientras nos despegábamos la gravilla de las corvas, pensábamos que cualquier cosa que ocurriera en esos partidos que se saliera de la tónica dominante era un pequeño y excepcional milagro.
Es más, y sin ánimo de ofender, si hubiéramos tenido en el banquillo a un tipo vestido de payaso con una bocina, yo le hubiera hecho una peña.
Como bien dice Sach, el tipo fue no-titular indiscutible con 4 entrenadores diferentes, lo cual ya dice bastante. Tampoco sacó de pobre al Alavés cuando se marchó, y hasta hace poco, por lo que tengo entendido, se machacaba en tercera división mezclando a partes iguales genialidad y demencia.
Sin embargo, nada de todo lo dicho borrará jamás la circunstancia de que, tantos años después, dos individuos diferentes y en momentos distintos, hayan escrito sobre su persona en Internet, cosa que ni yo mismo habría podido imaginar en toda mi puñetera vida. Por algo será.
Cuando el caballerete Ramón Calderón despidió a Fabio Capello para contratar a Bern Schuster lo hacía al amparo de que al aficionado madridista no le bastaba simplemente con ganar sino que quería ganar dando espectáculo.
El cambio ha sido abismal (o ínfimo según quién lo mire) el año pasado el Madrid ganaba sufriendo 1-0 y ahora lo hace sufriendo 4-3; aunque nadie del Bernabeu podrá llegar a su casa diciendo que se ha aburrido en el campo porque no ha visto espectáculo. Ahora bien, ¿ha sido el cambio para mejor? pues también depende de a quién se lo preguntes. Está claro que Robinho dirá que sí; los partidos del Madrid se han convertido en una anarquía futbolística tal que el brasileño se encuentran tan en su salsa como en una fiesta brasileña. Si le preguntas a Casillas dirá que quien quiera espectáculo que vaya al circo, que el estaba más a gusto con su 1-0.
Cuando un partido no tiene rumbo, cuando ningún equipo domina el centro del campo, cuando el balón vuela por los aires como si de un partido de tenis se tratase; es entonces cuando un pequeño grupo de jugadores anárquicos, que siempre piensan la jugada de manera vertical, se hacen grandes y decantan los partidos.
La historia, cíclica y repetitiva hasta cansar, sucedía durante las temporadas 98/99 y 99/00. El Real Murcia deambulaba entonces por los campos de 2ª B, donde los partidos no son partidos sino auténticas batallas de patadas, codazos y pelotazos. Y en sus filas militaba una joven promesa en ciernes: Nacho Zaragoza. El técnico media punta empezaba todas y cada una de las batallas desde las trincheras y raro era el partido en el que, mediada la segunda parte, Chonk, mi compañero por aquel entonces de penurias murcianísticas, y yo no coincidíamos en un pensamiento:
- “Está el partido pa’ Nacho Zaragoza”
Realmente lo estaba. Nacho era uno de esos jugadores en peligro de extinción que siempre piensa hacia delante, antes de que le llegara el balón tenía tres jugadas ya pensadas y siempre elegía la más corta hasta la portería rival. El problema que siempre tuvo fue la confianza de los entrenadores. Durante la temporada 98/99 al Murcia lo dirigieron hasta 4 entrenadores diferentes (a saber: Fabri, el elegante galán “Don Simón” con su sempiterno abrigo negro, Benigno, y Chato González) y durante la siguiente temporada 2 más (Hurtado y Crispí). Pues bien, tras 6 entrenadores, el sr. Zaragoza no consiguió ser titular. Al final de la temporada 99/00, al jugador, inexplicablemente, lo ficha el Alavés europeo (ese que llegó a la final de
Hoy, 7 años después, es raro el partido que veo del Murcia en